Laura
—Tengo que llevarle un regalo a mi maestra que está cumpliendo años —le dije con mucha preocupación a mi madre
—Olvidé
comprarle un regalo durante el fin de semana.—Ok.
Le compraré algo al mediodía y te lo muestro a la tarde.
—Pero
mami, ella cumpleaños hoy, no mañana.
—No
tengo regalos preparados, y no me avisaste con anticipación.
Me fui al cuarto a
terminar de prepararme para ir a clases. Sentí un nudo en la
garganta y tenía lágrimas a punto de salirse.
Mi
madre llegó tras de mí y comenzó a peinar mi liso cabello.
—Necesito
llevarle algo a mi maestra. Ella ha sido muy buena conmigo. Le
encantan mis sonrisas, todos los días me pide que le regale una;
dice que soy muy bella. Ayer me dijo que era muy dulce. Todos los
días se despide con un beso. Además, nos enseño a todos que no
debemos tomar bebidas gaseosas sino jugos naturales, por que son
mucho más sanos que los refrescos. —Le comenté en medio de
sollozos a mi madre.
—Tranquila
hija. Iré especialmente al centro a comprarle un hermoso regalo.—Hablándome cerca del oído, en medio de un abrazo para
tranquilizarme
—Mami
entiéndeme, sus comentarios me emocionan. Necesito llevarle su
regalo de cumpleaños.
—Esta
bien—respondió mi madre mientras iba rumbo a la cocina.
Termino
de arreglarme. Me
veo en el espejo; muevo la cara de un lado a otro, hacia atrás,
hacia delante, buscando que un mechoncito de cabello caiga sobre mi
frente.
Tengo dos hermanos:
Víctor de 17 años…creo y Aisla, mi hermanita bella que tiene 12.
Víctor
nunca
entiende y se burla mucho de todos mis comentarios. No le he dicho
nada del regalo. Mejor no le diré para que no se ría de mí.
Voy donde Aisla que esta
terminando de arreglarse para ir a la escuela.
—Hoy
es el cumpleaños de Luisa. Tengo que llevarle un regalo. Mamá no
compró nada. No tengo nada para regalarle.—Le dije a Aisla
muy desconsolada.
—Llévale
la pulsera roja que no usas. Es muy bonita— me dijo Aisla viéndome
de reojo y sonriendo.
—Tu
no entiendes—le respondí.
Muy preocupada me fui a
mi cuarto, dos grandes lágrimas surcaron mi cara.
—Vamos
que se hace tarde—grito mi padre desde la puerta de la calle.
Busqué
afanosamente en
mi cuarto algún presente para obsequiarle a mi maestra; vi a Laura,
mi compañera de muchos años. La tomé con cuidado y la metí en la
bolsa de regalos que le quite a mi madre.
Apure el paso debido a
que todos esperaban por mí.
Mi
padre arrancó
el carro.
—¿Que
le vas a regalar a Luisa? —preguntó mi hermana con un tono de voz
irónico para que mi papá escuchara.
—No
te interesa.
—No
te preocupes mi niña linda. Ya tu mamá me contó. Le dices a tu
maestra que se te olvidó el regalo en la casa. Le compraré un
hermoso regalo en mi hora de almuerzo. Te lo llevo esta tarde para
que se lo entregues—dijo mi padre para acabar la conversación.
—Esta
bien papi. Te quiero mucho. Gracias.
—A
la niña consentida de papá le van a traer un regalito para que no
llore—comentó irónicamente mi hermanita del alma.
—Déjame
quieta—fue lo único que atine a contestar.
—Quédense
tranquilas, por el amor de Dios.
Llegamos
al colegio.
Voy
muy emocionada a mi
aula de clases. Entré y fui al escritorio donde esta mi maestra.
—Feliz
cumpleaños—le dije a mi maestra. La abracé muy fuerte. Le dí un
beso en la mejilla y le entregué mi regalo.
—Muchas
gracias, mi niña querida. Tu siempre tan cumplida.
Me
fui a mi pupitre. Me senté.
Comencé a buscar los cuadernos para estar lista cuando comience la
clase.
—¡!!!!!AAAAAYYYYYYY¡¡¡¡¡¡¡
—gritó pavorosamente mi maestra.
Todos
dimos un salto.
—Maestra….¿Qué
pasó? —gritó María, una de las compañeras de clases mientras
corría hacia el escritorio.
Mi
maestra lloraba. Agarraba fuertemente la bolsa que le había
entregado. No logré entender que pasaba.
En
ese momento entró la directora al salón de clases muy alarmada por
el grito escuchado.
—¿Qué
pasa. Luisa? —preguntó la directora en un tono de preocupación.
Mi
maestra le entregó
mi bolsa de regalos.
—¿Quién
trajo esto? —nos preguntó a todos los estudiantes en un tono muy
molesto, después de abrir la bolsa.
—Es
mi ranita Laura. Se la acabo de regalar a mi maestra por su
cumpleaños.
—respondí en un tono muy efusivo y alegre.
Enero
2009
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