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Aglo

                                                                                                                  Aglo. ¿Donde estará mi carrito de bomberos azul?. Porque será que todos los días me faltan juguetes. Siempre me falta el que estoy buscando. Ayer no encontré mi torre de mecánica. El otro día, mi pastor azul. Ayer, mi trapito verde. Triste me acosté  a dormir y comencé a pensar. Meditando me pregunte ¿Por qué se pierden mis juguetes?. Al rato de estar dormido y en medio de mi sueño, siento ruidos debajo de la cama. Doy vuelta y sigo durmiendo pero el ruido que existe debajo de mi cama no me deja dormir. Me asomé y sorpresa. No creo, lo que estoy viendo: En uno de mis camiones de trabajo  están dos personajes conversando y  esta siendo manejada por un rufián, muy pequeño. Dios, y las manos….si  sus manos,  tienen cuatro dedos. Increíble. No puede ser. Auxilio!!!!!!!!!!!!!!!, es lo único que atine a gritar. Mi madre entró velozmente preguntándome que me pa

La Carpa

Llovió a cantaros en la ciudad, hacía muchos años que no caía un aguacero de esas dimensiones. Las calles cercanas al circo se anegaron, ese día el nivel del agua alcanzó su máximo nivel. — ¿Cuándo escampará? — preguntó en forma desconsolada el maromero José a la payasa Carmen, que estaba pintándose un circulo blanco en el ojo izquierdo. — Tanto esperar por este día para comenzar nuestras funciones en esta hermosa ciudad y ahora esto. El desconsuelo abrazó a los integrantes del circo, debido a que era difícil que asistieran los niños a la función de las dos de la tarde. La sonrisa y alegría de la carpa se comenzó a transformar en tristeza. Su estado de ánimo decayó, sus alegres colores comenzaron a opacarse. Sus expectativas para esta función eran muy grandes, ya que la pintaron con colores muy brillantes. La lluvia no amainaba. La carpa comenzó a llorar de nostalgia. Su lagrimear era muy abundante y unido al agua del chubasco, generaba un volumen de agua gigant

Laura

          — Tengo que llevarle un regalo a mi maestra que está cumpliendo años —le dije con mucha preocupación a mi madre — Olvidé comprarle un regalo durante el fin de semana. — Ok. Le compraré algo al mediodía y te lo muestro a la tarde. — Pero mami, ella cumpleaños hoy, no mañana. — No tengo regalos preparados, y no me avisaste con anticipación. Me fui al cuarto a terminar de prepararme para ir a clases. Sentí un nudo en la garganta y tenía lágrimas a punto de salirse. M i madre llegó tras de mí y comenzó a peinar mi liso cabello. — Necesito llevarle algo a mi maestra. Ella ha sido muy buena conmigo. Le encantan mis sonrisas, todos los días me pide que le regale una; dice que soy muy bella. Ayer me dijo que era muy dulce. Todos los días se despide con un beso. Además, nos enseño a todos que no debemos tomar bebidas gaseosas sino jugos naturales, por que son mucho más sanos que los refrescos. —Le comenté en medio de sollozos a mi madre. — Tranquila hija. Iré especi

EL tobo.....

—Nos vamos—escuché decir a Juan Carlos en voz alta. —Papá…papá… espera…, deja recoger los juguetes—ví a Luis, buscando a su padre. Halándolo por la mano. Un poco desesperado. En ese momento, comenzó el alboroto en la caja de juguetes, ya que se iba a salir de paseo y todos querían ir. Estoy seguro, que voy pero en estos momentos. Siento incertidumbre con el viaje debido a la crisis de los juguetes que están dentro de la caja. Veo la cara de Luis. Su mano la veo perderse entre juguetes, buscando uno en especial, que no logra conseguir. Todos levantamos las manos. Todos queremos salir de paseo. Pero, también sabemos que serán pocos los afortunados. —Epale…. Luis, acá estoy—expresé empujando a otros juguetes que tenía encima. —No se porque esta caja, está llena de juguetes inservibles—expresó Luis, mientras sacaba los juguetes que estaban dentro de la caja. Los juguetes caían de nuevo en la caja, unos tristes y otros llorando. —Ayyyyyyyyyyy, no seas tan brusco— es lo único que

Viaje en un cachete...

Siempre me ha divertido entrar a los frascos, jugar con su contenido: dulce, salado, mezcla de sabores. Una vez, encontré una pasta blanca muy parecida a la pintura dentro de una botella. Jugaba con la pasta cuando sentí que era arrastrado fuera del frasco. Fue un movimiento muy brusco. Cuando me di cuenta, estaba en el cachete de una persona rara, muy rara, ya que tenia la cara llena de colores; así lo pude ver en el espejo. No entendía por que movía tanto su cara frente al espejo y hacia muchas muecas con su boca. Detuvo su cara, se puso serio y en ese momento me percaté: estaba en el cachete de un payaso. "Pecas" se escucha en el pasillo, y el payaso dice "Un momento...por favor" Nos dirigimos al escenario y comienza la actuación, muecas, gritos, caídas, risas y gotas de sudor . Mucha gente grita. Yo estoy asustado. Fueron diez minutos de tensión. Yo agarrado entre la barba y la pintura. El payaso finaliza y baja la cabeza, casi me caigo de su cara. Logro ma

Odio leer

El salón de clases está alborotado y hay mucho ruido, faltan diez minutos para las doce, hora de salida de clases. Mónica, mi maestra nos manda a callar y exige que le prestemos atención para terminar las actividades del día. Finaliza el dictado y antes de despedirse nos recuerda que el interrogatorio de mañana se basará en la vida de Francisco de Miranda que está en la página 48 del libro y nos repite <<>>. Suena el ansiado timbre, salimos en veloz carrera de los salones de clase. En las afueras busco a Rosa, la vendedora de helados, compro uno, juego con mis compañeros mientras este se derrite en mi mano y luego, emprendo la caminata de regreso a casa. Toco el timbre. Carmen, mi madre abre la puerta, me saluda, me abraza y dándome un beso en mi sudada frente, me manda cariñosamente a bañar. Me pide el bulto y busca el cuaderno de mis deberes escolares para leer mis asignaciones. Mientras tanto, voy a mi cuarto. Busco ropa limpia. Tomo una ducha para re

Luisa

Luisa se llama la gallina que vive en casa de la familia Pedrique. Los vecinos están alarmados por que la gallina sale a tomar el sol todas las mañanas. Lo que llama la atención es que todo los días hace una caminata por las veredas de la vecindad con una pequeña cadena atada al cuello acompañada por el Sr. Pedrique. Pedro Ruiz es uno de los vecinos que está muy preocupado por la situación. Piensa que los Pedrique se están volviendo locos. —Las gallinas son para comer, no para pasearlas por la calle—comentó Pedro Ruiz a su esposa viendo caminar a la singular pareja. —¿Qué es eso de pasear una gallina, por favor? El Sr. Pedrique es el encargado de pasearla. Ella camina siempre con un paso altivo y muy alegre, con un cacarear que parece no terminar. En la mano derecha, Pedrique lleva una bolsa para guardar los huevos que en el paseo pone Luisa. Pedro Ruiz no atina a entender la razón del misterio del Sr. Pedrique y su gallina atada a una cadena caminando por las veredas. —¿Por qué