Luisa

Luisa se llama la gallina que vive en casa de la familia Pedrique. Los vecinos están alarmados por que la gallina sale a tomar el sol todas las mañanas. Lo que llama la atención es que todo los días hace una caminata por las veredas de la vecindad con una pequeña cadena atada al cuello acompañada por el Sr. Pedrique.
Pedro Ruiz es uno de los vecinos que está muy preocupado por la situación. Piensa que los Pedrique se están volviendo locos.
—Las gallinas son para comer, no para pasearlas por la calle—comentó Pedro Ruiz a su esposa viendo caminar a la singular pareja.
—¿Qué es eso de pasear una gallina, por favor?
El Sr. Pedrique es el encargado de pasearla. Ella camina siempre con un paso altivo y muy alegre, con un cacarear que parece no terminar. En la mano derecha, Pedrique lleva una bolsa para guardar los huevos que en el paseo pone Luisa.
Pedro Ruiz no atina a entender la razón del misterio del Sr. Pedrique y su gallina atada a una cadena caminando por las veredas.
—¿Por qué no averiguas mi amor? Me gustaría saber a que sabe el hervido de una gallina que camina tanto—le dijo Pedro a su esposa.
Andaba por la vereda el Sr. Pedrique en una de sus caminatas habituales, cuando la esposa de Ruiz le sale al encuentro.
—Buenos días, Sr. Pedrique como amaneció? —preguntó muy cordialmente.
—Muy bien mi querida vecina.
—Me podría dar un poco de sal, que se me acabo y no han abierto el abasto aún.
—Con mucho gusto, vamos a la casa.
—No entiendo, porque usted pasea a este lindo animal todos los días? —preguntó de forma muy ingenua la señora Ruiz. —Debería de invitarnos a comer un delicioso hervido de gallina.
—JA..JA..JA.. Cuando llegue a la casa le explico.
—Llegaron a la casa. Abrió la puerta. Le quitó la cadena a la gallina.
—Me queda muy poca ropa para planchar. Cuando termine quisiera descansar un rato. —dijo la gallina en voz alta.
—¿Cómo es eso. Sr. Pedrique. La gallina habla y además plancha.
El Sr. Pedrique comienza a sonreír. Se dirige a la cocina a buscar la sal para darle un poco a la vecina.
—También, hace los oficios de la casa. Por eso, la saco a pasear y la cuido muy bien—responde Pedrique desde la cocina.
Se escucha un fuerte ruido.
—¿Qué ruido es ese, vecina?...Pasa algo?
Pedrique sale de la cocina y encuentra a la Sra. Ruiz desmayada en medio del pasillo con la mano derecha señalando hacia donde estaba la gallina planchando.

Julio 2008

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